Vlog 2 – Blanco y negro Antes de empezar, quiero aclarar que no tengo absolutamente nada contra ninguno de los colores mencionados; los uso como términos comparativos, para facilitar la comprensión del tema del que ahora voy a hablar. Blanco y negro, dos colores con un contraste de por medio, totalmente extremista. Y sin embargo, existen en el mismo mundo. Cuando oímos hablar de ellos, sabemos a qué tono se refieren… no suponemos, ni nos imaginamos «matices» de estos colores, ¿verdad? Porque el blanco es blanco y el negro es negro; sino, dejan inmediatamente de serlo, y pasan a ser marfil o cualquier color oscuro. Blanco y negro… lo mismo sucede con la bondad y maldad. Son los términos reales con los que se clasifican las personas mientras viven aquí en la tierra. ¿Pero… y si el blanco no es blanco puro? Pues que simplemente ya no es blanco, y pasa a ser marfil, beige u otro tono de la escala de colores, sin formar parte del primer adjetivo: blanco; porque éste, sólo se califica por la tonalidad fiel a su nombre y reglas. ¿Te parece extremista? Puede, pero es la pura realidad. En la vida solo hay dos bandos: el de los buenos y el de los malos: blanco contra negro; y tú, yo… ¡y todos!, sólo pertenecemos a uno de estos dos equipos. No hay ninguno más… ninguno. No existen grupos como: los «semi blancos», los «semi negros», o «depende de con que ojos lo mires», muy a pesar de lo que quieran creer algunos. Tengo que serte franca, así que te diré que aunque no quieras, perteneces a uno, sólo a uno de estos dos equipos; no porque hayas firmado ningún documento, o porque lo hayan podido hacer otros por ti; sino por lo que firmas a lo largo de tu vida con tus obras, pensamientos y palabras. O sea, que tu conducta revela tu verdadera identidad. Muchos lo que hacen es excusarse, procurando así calmar su conciencia, declarando cosas como… —»Yo no hago daño a nadie, yo sólo vivo y dejo vivir». —»Quizás no soy un santo, pero no mato ni robo a nadie». —»El bien y el mal no existen, eso son ‘cuentos’ para niños». Puedes no estar seguro de muchas cosas, pero de lo que si puedes estar seguro es de que una conciencia bien limpia y en paz con Dios, vale más, mucho más, que todos los placeres desordenados que pueda permitirse nadie en la vida terrestre; porque una vez ese alguien esté muerto (seamos realistas, nadie vive en la tierra para siempre), cuando no disponga de un cuerpo con el que hacer las locuras que hacía antes, ni con el que entregarse a las pasiones desordenadas… ¿piensas que estará orgulloso de haber decidido libremente malvivir a su manera, un puñado de años, para terminar ardiendo eternamente en el infierno? Por supuesto que eres libre de elegir, ¡y eso es lo bueno!, que por ser libre, tú decides hacer el bien o el mal; así que es tu libertad junto a tus hechos, quien, al traspasar el umbral de la muerte, te sentencia al Cielo o al Infierno; siendo Jesús, Dios, únicamente un juez. A ver, quiero preguntarte… ¿Qué puede perder «alguien» siendo siempre bueno? ¿El placer sexual desordenado? ¿El creerse mejor que los demás por saltarse normas y reglas? Sólo el infierno eterno, y los placeres carnales, ilícitos y egoístas, que le condenan para siempre. ¿Crees verdaderamente que vale la pena vivir haciendo el mal, para que cuando una persona muera, termine en el infierno eterno? Te aconsejo que uses correctamente de tu libertad, porque eso sólo puedes decidirlo tú mismo. Plantéatelo con la cabeza bien fría, y no dejándote llevar por las pasiones, emociones o placeres momentáneos. Blanco y negro, bueno o malo; ¿qué quieres ser tú? Amigo, gracias. Siempre adelante con la fe. Victoria Bellido Durán |