Vlog 46 – Prisionero Hola amigo, soy Victoria Bellido Durán, componente del Grupo Musical Flos Mariae, y hoy quiero darte mi opinión sobre el tema que he titulado: «Prisionero». Amigo, amigo, ¿cuántas veces has cambiado de planes porque tu cuerpo necesita descanso, bien sea por cansancio o enfermedad? ¿Verdad que el cuerpo, a veces, muchas veces, nos limita a hacer tantas cosas? ¿Por qué ocurre esto? No podemos despojarnos de nuestro cuerpo, como quien se quita un abrigo; ¡claro que no! No podemos salir de nuestro cuerpo, colgarlo en el perchero y decirle: “Adiós, regresaré a por ti en una semana”. Amigo, para ser libre, hay de saber la verdad, como bien dijo Jesús: “La verdad os hará libres”. ¿Y cuál es la verdad, nuestra verdad? Pues que las personas no sólo somos cuerpo, ni tampoco somos sólo alma; nuestra realidad, la verdad de la raza humana, es que somos cuerpo y alma, ¡ambas cosas!, las dos en un mismo “pack”. “Bien, ¿y qué más?” puedes preguntarte. Amigo, eso es verdad, como el que Dios existe y es el Creador y Señor de todo lo creado. También es verdad una realidad que muchos no quieren aceptar ni creer, ésta es que existe Satanás, el demonio, el ángel malo. El dilema de siempre, el Bien o el Mal; hasta el cine y la literatura recurren a ello. ¿Qué quiere Dios? Dios nos ama tanto, que nos creó por amor, y por ello, por ese infinito amor que nos tiene, quiere que estemos con Él, quiere que siempre, que eternamente, estemos con Él, para que gocemos de este santo amor, el amor más grande que existe. ¡Ah!, pero Dios, al ser perfecto, lo hace todo perfecto, y nos hizo libres; así que, por más que Él nos ame infinitamente y con locura, si nosotros, libremente, no nos dejamos amar por Él ni le correspondemos con nuestro amor, no vamos a fundirnos con su amor, ni a gozar eternamente de éste. ¿En cambio, que quiere el demonio? El demonio quiere que nos perdamos en el infierno eterno, y que lo vivamos ya aquí en la tierra. ¿Y cómo lo consigue? Tentándonos, haciéndonos creer que no existe el bien ni el mal, que todo es relativo, que ni él ni Dios existen, engañándonos, al meternos en la cabeza que, después de la muerte, no hay vida, que no existe eternidad, porque ya se preocupa en hacernos creer que no existe el alma, nos hace creer que sólo somos cuerpo, y que como sólo somos cuerpo, hemos de ser prisioneros de éste. —¿Prisioneros del cuerpo? ¡Anda ya, si gracias al cuerpo puedo hacerlo todo: comer, interactuar, desplazarme… Si tu vida y decisiones, dependen de tu cuerpo, y sólo del goce que pueda proporcionarte el cuerpo, eres prisionero de éste, ¡eres esclavo de él! ¡Todo tú, dependes de un puñado de células! ¡Amigo, rebélate contra la mentira! ¡Dale alas a tu alma y sé libre! Que tu cuerpo sea conducido por tu alma, y no tu alma por el cuerpo; ¡deja de ser prisionero! Amigo, te animo a que sepas la verdad, ¡estúdiala, búscala! Porque sólo viviéndola, serás feliz y libre. La encontrarás en la Iglesia de Cristo, de Dios, la Iglesia Católica, apostólica y romana. Amigo mío, gracias. Y siempre adelante con la fe. Victoria Bellido Durán |